SUDOR
Mi cuerpo estaba empapado,
el calor marcaba las horas del reloj de forma lenta y pausada,
daba vueltas en la cama y
las sabanas se pegaban a mis pechos y a mis nalgas,
húmedas ya de por si.
Culpable de esa humedad
mi pensamiento,
pensaba en ti,
ella es la culpable de mi calor nocturno.
Mis manos permanecían quietas,
mi conciencia sabía que en el momento que comenzaran a moverse estaría perdida,
mis dedos rozaron sin querer uno de mis pezones
y fue como encender una luz,
se abrió la flor para mi
para ti
aunque lejana, dentro de mí.
Tu lengua marcaba los círculos en mi pecho
el ruedo, el coso, la frontera entre dentro y fuera.
Desde mi boca pedía a gritos morder tu lengua
perdida en los concéntricos surcos,
mi pezón golpeaba esa lengua por mi boca deseada.
Mis silenciosos gritos subían y subían
tus dientes mordían
mi boca gemía.
Eleve mi torso desnudo, sudado, lascivo,
que pedía…
Te tenia aquí desde allí.
Tus dientes se agarraron como un garfio a mi pezón
y yo me corría, y tu mano recogía.
Cuando tu mano estuvo llena, entraste con ella dentro de mi vagina
y volviste a su sitio los fluidos que de mi salían.
Navegaste dentro de mi
buscaste caminos
encontraste atajos
sembraste semillas de múltiples placeres.
Mi espalda encorvada te trasmitía mi legado,
profundo,
húmedo,
distorsionado por mis gemidos.
Querías mas y yo te pedía mas.
Todavía no habías soltado el pezón
y yo así te lo exigía: no lo sueltes, no lo sueltes, te decía.
Agarraste tu polla con la otra mano,
la que estaba fuera de mi,
y a la vez que salía tu mano entrabas tu, agarrada a tu verga erecta, dura, perversa, magnifica.
Toda la humedad de la mano saliente fue contagiada al falo entrante
y de golpe estuviste en mi,
te atrape entre mis nalgas,
tu atrapaste mi coño,
lo golpeaste con la ferocidad que sólo el sexo deseado y gritado puede ejercer sobre los cuerpos mojados…
Y ahí estaba el capullo de tu polla rozando el fondo de mi vagina,
dándose placer mutuamente,
mi vagina acaricia tu verga
tu verga acaricia mi vagina
y así poquito a poco comenzaste a montar a tu hembra
cabalgando,
saltando sobre ella,
una y otra vez,
bramando,
gimiendo,
gritando tu nombre en cada embestida,
quería abrirme mas y mas para ti
quería que entraras mas y mas, para ti
quería tu placer ms que el mío
y te lo entregue todo,
todos mis fluidos salieron de mi coño para empapar tu polla,
para mojar tus nalgas,
para dejar espacio para que me llenaras con tu leche .
Para Vanessa Sirenia 7/7/11
Sirenia:
ResponderEliminartú relato me hace pensar que el sexo es tan diverso como lejana la distancia... nos encontraremos en el camino.
Gracias Sirenia por este relato con el que damos comienzo en este blog a la lista de relatos que entre todos(espero) iremos haciendo GRANDE.
ResponderEliminarBesoxxx miles