ANARQUEER
Acracia y bollotransmariconeo:
Mucho Anarqueer en la portada y muchas referencias a una
cosa y otra en la introducción, pero que no se entiende nada, y
como a sus autores nos gusta empezar cualquier tema desde el
principio, hagámoslo pues con una introducción teórica. Así
pues, ¿qué es la anarquía y qué es lo queer?
La anarquía (de an, en griego antiguo “no”, y “arjé, que quiere
decir “poder” o “autoridad”) es un sistema teórico, político y
metodológico que propugna la destrucción de cualquier tipo de
autoridad, en especial la que ejercen las organizaciones
burocrático-represivas o Estados contra la inmensa mayoría de
los seres del planeta. Frente a esta latente opresión que vivimos
día a día (en el trabajo con el patrón, en clase con el profesor, en
la manifestación con el policía, en el juzgado con el juez, en el
banco con el oficinista, en el salón de tu casa con la televisión o
la publicidad del Internet…) y cuya única legitimidad reside en
un ejército de policías y militares armados hasta los dientes
capaces de reprimir a quien haga falta y con la fuerza necesaria,
y en un bombardeo diario de mentiras desde los medios de
comunicación, la propuesta anarquista es la de abolir cualquier
tipo de autoridad y crear sobre las cenizas de la antigua sociedad
autoritaria un modelo político basado en la igualdad, libertad
plena y horizontalidad, una economía comunista gestionada
colectivamente y una sociedad carente de prejuicios sociales
frutos de la atrofia estatal. Esto es, a muy grandes rasgos y con
el posible rebatimiento desde el propio anarquismo (pues es tan
heterogéneo que ni mínimos pueden achacársele), los objetivos
del llamado “movimiento libertario”.
El anarquismo suele situarse cronológicamente en el tiempo
desde mediados del siglo XIX, ya en el contexto del capitalismo - 7 -
y el perfeccionamiento de los
medios de control y represión
que éste concedió al Estado.
No obstante, antiautoritarios y
opositores al sistema con un
programa casi idéntico al
arriba comentado ya los hubo
en la Antigua Grecia (Arístipo
de Cirene, Zenón de Citio…),
en la Edad Media (los
milenaristas, los Hermanos
Apostólicos de Dulcino de
Novara…), en la Edad
norteamericanos, los Diggers
ingleses, pensadores como
Étienne de La Boétie…). El
actual, el anarquismo
moderno, encuentra sus inicios en el antiautoritarismo del
francés Proudhon y el ruso Bakunin, a partir de los cuales se
diversificaría tanto cualitativa como cuantitativamente desde la
Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) o I
Internacional, agotada en 1872 tras la ruptura a perpetuidad
entre marxistas y anarquistas por motivos metodológicos. Los
lugares de más influencia anarquista serían Rusia, Italia, Francia
y precisamente la Península Ibérica, en concreto el Reino de
España. Desde finales del siglo XIX y hasta bien entrados los
años 60’ del siglo siguiente el anarquismo iba totalmente ligado
al sindicalismo, para hacer mayor incidencia dentro del
proletariado urbano, primer damnificado por la industrialización
liberal. Ello supondría que el único tema que interesaba a la
mayoría de anarquistas, tanto masculinos como femeninas, eran - 8 -
el obrerismo o movimiento obrero. La AIT volvería a refundarse
en 1922 ya en clave únicamente ácrata, en el contexto de
ascensión de los fascismos y la traición del Partido Bolchevique
contra todo el pueblo ruso, pronunciada por Stalin. El
movimiento obrero quedaría descabezado, y por tanto también
el anarquismo, que sufriría una mortal derrota en su bastión, la
República de España, en 1937, cuando gubernamentales,
socialdemócratas y estalinistas destruyeran a las fuerzas
revolucionarias del bando antifascista durante la Guerra Civil
Española, entre las cuales irremediablemente estaba la mayor
parte de la anarcosindicalista Confederación Nacional del
Trabajo (CNT). Tal cuchillada sería completada por Franco, tras
su victoria en 1939, y extrapolada a Europa durante la Segunda
Guerra Mundial.
El anarquismo pasaría a recuperarse muy paulatinamente en el
Viejo continente, mientras proseguía su reciente expansión en
ámbito Sudamericano y asiático. En los años 50’ se produce una
recomposición cuantitativa y estructural, pero las viejas teorías
perviven aún pese al cambio radical de contexto que ha tenido
lugar desde 1945. En los años 60’ nuevas generaciones
anarquistas influenciadas por la Internacional Situacionista y
hartas del viejo sindicalismo y las coordinadoras anarquistas no
renovadas protagonizarían, entre otros, el mayo francés de 1968
y se sumarían a las acciones armadas antifranquistas y a los
conflictos anticapitalistas en Francia, Italia, Reino Unido y la
República Federal Alemana, en la llamada “autonomía obrera”,
repunte obrerista asambleario y horizontal no únicamente
anarquista, así como a respectivos grupos armados. Finalizada la
experiencia autónoma y la lucha armada, en los 90’ tendría lugar
otra reestructuración anarquista a gran escala, la última, en la
cual florecen siguiendo la estela anterior multitud de colectivos
descentralizados que abordan todo tipo de temas y desde nuevas - 9 -
perspectivas, a la vez que, una vez caída la Unión Soviética, el
anarquismo tiene un repunte exponencial frente al desprestigio
marxista que lo aumenta, además de cualitativamente,
cuantitativamente. Prosperarán los colectivos tanto en la vieja
Europa como en Grecia o Chile, donde en los últimos años el
clima es digno de revuelta social en la cual las fuerzas
anarquistas tienen un papel destacado.
El modelo queer no podría ser entendido si no nos
remontáramos al menos un siglo antes de su aparición, en torno
a finales del siglo XIX en el II Reich alemán. En 1869 el escritor
húngaro Karl-Maria Kertbeny creó la palabra “homosexual” en
un panfleto en el que se oponía a que la anexión inminente con
Prusia de su región supusiera la entrada de las leyes
“antisodomíticas” de ésta.
Antes, la “homosexualidad” había tenido varios nombres más:
sodomía, invertidismo… Respetada y promovida por griegos y
romanos (en especial la masculina), la concentración de poder
de los Reinos Medievales, imbuidos por una institucionalización
de la doctrina cristiana y un ansia de control sobre su población
fomenta la penalización de la “sodomía”, que en el siglo XIII ya
es total en todo el territorio europeo occidental, con vigilancia
concreta por parte de la “Santa Inquisición” En la Edad
Moderna la opresión consecuente fue similar, pero durante el
siglo XVIII, con la llegada del libre mercado capitalista, la
transformación política derivada endulza las penas por sodomía,
como es el caso del Código Penal de la Unión (Estados Unidos)
o el Código Napoleónico que Bonaparte extiende por toda
Europa.
A lo largo del siglo XIX pensadores individuales de ámbito
germano como Hössli, Ulrisch y el citado Kertbeny reivindican
su invertidismo a nivel personal, preparando un caldo de cultivo - 10 -
para el movimiento homosexual que sobrevino en Alemania
entre aproximadamente 1897 y 1933 que a poco estuvo de lograr
su máxima reivindicación: la abolición del Artículo 175 del
Código Penal, que condenaba so pena de cárcel la
homosexualidad. Destacan cabezas como Magnus Hirschfeld o
Adolf Brandt (éste anarquista), y organismos como el Comité
Científico Humanitario y la Liga por la Reforma Sexual. Tal
estela traspasó las fronteras alemanas; en ámbito británico serían
destacables los escritores Oscar Wilde, Roger Casement (éste
irlandés, fusilado por colaborar con el independentismo) y
Edward Carpenter; en ámbito español podríamos citar a
escritores como Luis Cernuda, Álvaro Retana o Antonio de
Hoyos; y en ámbito sudamericano al chileno Augusto d’Halmar
y al uruguayo Alberto Nin Frías.
El ascenso de los nazis al
poder en Alemania supone
el inicio de la represión
contra dicho movimiento
homosexual, sucediéndose
los desfiles frente a sus
sedes a lo largo de 1933, y
finalizando con una
persecución directa, cierre
de locales, detenciones e internamientos en campos de
concentración desde 1934. El Comité Científico Humanitario se
traslada a Suiza con visión de seguir operando, pero la muerte
de Hirschfeld en 1935da al traste con tal objetivo, disolviéndose
el movimiento homosexual alemán. Estos hechos y la Segunda
Guerra Mundial suponen la cesura que separa una generación de
reivindicación homosexual de la siguiente. Hasta 1968 la
creación de otro movimiento homosexual será extremadamente
lenta, destruidas las redes creadas antes de la guerra. Los - 11 -
intentos de resurrección del Comité Científico Humanitario
llevados a cabo en 1949 y en 1962 por personajes destacados del
mismo durante la República de Weimar serán un fracaso. No
será así en EEUU, donde la devastación del conflicto mundial
no ha llegado. Las redes en gestación antes de la Guerra
Mundial se articulan en colectivos pequeños pero activos de
liberación homosexual. En 1950, en plena Caza de brujas, Harry
Hay, miembro del Partido Comunista, funda en Los Ángeles la
Sociedad Mattachine, sucediéndose en la década siguiente su
expansión territorial por Washington, Nueva York… En dicho
contexto, entre 1948 y 1953 el biólogo y sexólogo
estadounidense Richard Kinsey publica varios estudios sobre la
conducta sexual humana, en los cuales concluye la existencia de
diversas identidades sexuales, según él siete al menos, sin contar
la asexualidad. Ello da un gran impulso a la lucha que reinvidica
derechos y reconocimiento para la comunidad homosexual al
realizarse un estudio bajo los cánones científicos occidentales
que establece las conductas no heterosexuales como algo normal
y propio del ser humano. En la década de los 60’ surgen nuevos
colectivos de mismos objetivos, colisionando este movimiento
con el Estado cuando en junio de 1968 tienen lugar tres días de
violentos disturbios entre disidentes sexuales y policías tras el
intento de desalojo del bar Stonewall Inn, en Nueva York.
Ello sería el pistoletazo de salida de un nuevo movimiento
homosexual que a lo largo de los 70’ y 80’ consigue la
despenalización de las prácticas homosexuales en todo el ámbito
occidental tras un gran trabajo. Lo consigue mediante un pacto
con los diversos Estados en los que este movimiento aparca su
conflictividad y diversas de sus reivindicaciones a cambio de
reconocimiento legal, lográndose pues integrar en el sistema
capitalista, y desarrollando discurso eurocéntricos sobre ir a
“evangelizar” la homofobia de otras regiones mundiales.
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