¿Hacia la despatologización de la transexualidad?
Apuntes desde una lógica difusa
Depathologization transsexualism? Notes from a fuzzy logic
Resumen: Una breve historia del género, su origen y evolución, el concepto de transexualismo de la OMS y la APA y una crítica de la dicotomía del sistema sexo/género que constituye la base de la definición del Transexualismo como patología.
Palabras clave: Transexualismo, patología mental, modelo biomédico.
Summary: A brief history of gender, its origin and evolution, the concept of transsexualism of the WHO and the APA and a critique of the dichotomy of the sex/gender system
that constitutes the base of the definition of the Transsexualism as pathology.
Key Words: Transsexualism, Mental pathology, biomedical model.
Trinidad Bergero Miguel
1
, Susana Asiain Vierge
2
, Mª Dolores Cano-Caballero Gálvez
3
1
Psicóloga Clínica. Unidad de Trastornos de Identidad de Género. Unidad de Gestión Clínica
de Salud Mental. Hospital Carlos Haya. Málaga.
2
Licenciada Antropología Social y Cultural. Enfermera Hospital de Navarra. Pamplona.
3
Doctora en Antropología por la Universidad de Granada. Profesora de la Escuela
Universitaria de Enfermería Virgen de las Nieves de Granada.
Norte de salud mental, 2010, vol. VIII, nº 38: 56-64.
1. Introducción
La transexualidad está considerada un trastorno
mental por la Organización Mundial de la Salud
(1) y la Asociación de Psiquiatras Americanos. (2)
En este artículo se exponen de forma crítica algunos aspectos que tienen relación con esta conceptualización de patología mental. Pensamos que es
importante tener en cuenta el fondo ideológico y
los valores implícitos en las clasificaciones.
2. El género
Los seres humanos tendemos a organizar aquello que nos rodea en base a una serie de categorías mentales complejas y de carácter abstracto
(edad, clase social, género) que se acompañan
de un conjunto de ideas, representaciones, actitudes, conductas y valores asociados que les
dan contenido, el cual varía según el contexto
social en el que tienen lugar. En este sentido, la
sociedad occidental, ha intentado manejar las
distintas formas, situaciones y vivencias de la
masculinidad y la feminidad, utilizando una concepción dualista en forma de oposiciones binarias (hombre/mujer, masculino/femenino). Este
hecho tiene repercusiones de gran importancia
ya que pone en funcionamiento toda una serie
de mecanismos: actitudes, expectativas, sentimientos, emociones que remiten a creencias,ideas estereotipadas y valores en relación a la
feminidad y la masculinidad que existen en una
sociedad en un momento histórico dado.
Gran parte de la identidad personal procede de
la adopción e interiorización de esas creencias,
normas, valores, estereotipos, compartidos por
el colectivo al que se pertenece, con el que la
persona se identifica, convirtiéndose de esta
manera en criterios de organización social muy
poderosos (3).
En nuestra sociedad las personas están altamente generizadas en torno al sexo biológico y más
concretamente en torno a los genitales, en función de los cuales se realiza la asignación de
género como hombre o mujer.
En Occidente, existe una tendencia al pensamiento dual que no es universal, y que ha creado
estas categorías binarias, rígidas y contrapuestas entre sí, además de complementarias, como
lo son hombre/mujer, masculino/femenino,
heterosexual/homosexual. Estas categorías no
reflejan la realidad que es cambiante, dinámica y
de naturaleza compleja, sino que la recrea en
base a mecanismos selectivos diversos, a menudo simplificadores, que actúan como criterios de
organización y normativización personal y social,
produciendo así representaciones dicotomizadas de la realidad. (3)
La identidad de género es la imagen que las personas, de manera más o menos consciente, proyectan en el ámbito social en relación a la ideología de género dominante. (4) Este proceso se
inicia desde etapas tempranas de la vida, desde
el mismo momento en que utilizando una ecografía, se le informa a la madre el sexo del bebé,
poniendo en marcha una serie de conductas y
actitudes que refuerzan los estereotipos de
género que se asocian al hecho de ser mujer u
hombre en nuestra sociedad.
Numerosos autores han destacado la importancia del concepto de género como una de las
aportaciones más interesantes del pensamiento
del siglo XX. La categoría género permite romper
con el determinismo biológico y la identificación
entre sexo y género como algo natural. (4)
En los 80, el concepto de género se interpretó de
manera dicotómica, tratando de reflejar la dualidad biológica implícita en el concepto de sexo y
fue a partir de la década de los 90 cuando se
planteó que la categoría de género para ser operativa, debería alejarse de la base dual con la
que se había conceptualizado en la década anterior. (4) En este sentido, numerosos autores
advirtieron que el concepto de género había sido
mal utilizado como sinónimo culturalista de sexo
(5) Se criticó la utilización de la palabra género
como un constructo analítico fundamentado en
la organización social de los sexos, como si fuera
la construcción social del sexo biológico. (4)
Alejándose del planteo dicotómico de los sexos, el
concepto de género alcanzó una gran potencia
porque permitió su utilización para otras formas
de socialización y construcciones de identidad de
género como la androginia o las personas transgé-
nero que no se adaptan a las formas determinadas
dicotómicamente como masculinas o femeninas
en nuestra cultura. De esta manera, se comenzó a
considerar al género como una categoría analítica
abstracta que permite analizar y comprender realidades identitarias múltiples y variadas según los
contextos sociales. Este concepto de género resulta una categoría útil para superar las concepciones
dualistas. (4).
El género abarca un conjunto de creencias, actitudes, sentimientos, valores, expectativas, atribuciones, comportamientos y actividades que
diferencian a los sujetos – en lo real y en lo imaginario o simbólico – y en cuyo desarrollo tiene
un papel predominante la construcción social,
en la que intervienen las instituciones políticas y
educativas, el mercado de trabajo, los medios de
comunicación, la familia, etc., transmitiéndose la
jerarquización de los roles a través de relaciones
interpersonales. (6)
La relación sexo/género es muy compleja. En
lugar de entender el sexo como algo determinado biológicamente, y el género como algo determinado por lo social debemos considerar ambos
fenómenos en interacción permanente y con
límites no nítidos. (7)
Laqueur plantea la importancia de la construcción
de sexo y género para la estructuración y organización de la vida social, y pone en claro cómo las
diferencias sexuales, basadas en la anatomía, se
interpretan en claves culturales. Es decir, se construyen estas distinciones para dar respuesta a ... ... ... ... ...
leer texto completo: http://www.ome-aen.org/NORTE/38/56-64.pdf
No hay comentarios:
Publicar un comentario