La Túnica Palmaria

miércoles, 11 de enero de 2012


Vientos transfeministas soplan desde España
Mujeres drag kings españolas vistas por Kali SánchezMujeres drag kings españolas vistas por Kali SánchezCortesía de June Fernández
Para el transfeminismo las categorías de género impuestas no dejan espacio para las personas que no se adaptan a la norma.
La Habana, 9 ene.- Del transfeminismo a la española, un espacio en el que se vinculan las luchas sobre el género, las sexualidades, con determinantes sociales como clase, color de la piel y procedencia geográfica, trató la charla de la periodista vasca June Fernández, realizada la víspera en la capital cubana.
Para la comunicadora, el feminismo clásico, centrado en la eliminación de las desigualdades entre hombres y mujeres, es muy limitado y excluyente a la mujer blanca, burguesa, heterosexual. “Se nos olvidan otros elementos que implican doble discriminación”, dijo Fernández durante la cita en la paladar (restaurante privado) Le Chansonnier.
Por su parte, la activista por la justicia social y escritora residente en Estados Unidos, Emi Koyama, ha definido esta corriente como “todo un movimiento por y para mujeres trans que tiene que ver con su liberación, intrínsecamente ligada a la liberación de todas las mujeres y más allá”.
Fernández reconoció, en la charla organizada por la Red Observatorio Crítico, al feminismo y antirracismo como sus dos luchas principales. “Por eso mi compromiso con esta corriente que integra, además, las luchas por el respeto a la diversidad sexual”, dijo.
“Pues yo también soy transfeminista”, descubrió la bloguera Sandra Álvarez, conocida por su blog Negra cubana tenía que ser, en el que se reivindica también como mujer bisexual.
“La lucha por la igualdad de derechos es la misma y tiene que ser de igualdad para todas las personas sin que importe el género, la orientación sexual y demás”, argumentó Fernández. Y agregó que “muchas de las personas que estamos en una de estas luchas, en realidad, estamos en las tres porque la punta de las opresiones es la misma”.
Pero el aporte principal del transfeminismo parece ser dar voz propia a esas “otras” mujeres.
“Estamos hablando en nombre de otras mujeres y comenzamos a dar lecciones de lo que le pasa a las negras, a las lesbianas, a las putas. Pero ellas tienen su propio discurso y quieren darlo a conocer”, dijo Fernández.
La periodista ejemplificó con el debate feminista sobre el uso del velo por motivos religiosos y culturales como una forma de dominación. “Ellas han pedido que se les respete, como a las mujeres occidentales que se ven obligadas a llevar tacones para entrar en el canon”, aseguró.
Según Fernández, “se trata de una crítica a un sistema que es heteropatriarcal, capitalista, cristiano, blanco y lo vemos todo unido”.
Sin embargo, “las feministas clásicas temen que con esto se diluya la mujer como sujeto de la lucha y que esta se fragmente en espacios puntuales en Internet”, comenta.
Mientras, un joven asistente se cuestionó cuál sería la respuesta al patriarcado y si esta significaría un matriarcado igualmente excluyente y discriminatorio.
“En España, el transfeminismo está muy vinculado al anticapitalismo y no veo propuestas matriarcales de ese tipo”, aseguró Fernández.
En la actualidad, desde el transfeminismo español, se impulsan campañas para la despatologización de las personas transgénero, se critica a la construcción del amor romántico como una de las bases de la violencia contra las mujeres, y se desmonta el temor de las mujeres a ser tomadas por putas, entre otras acciones.
En este sentido, Fernández compartió las experiencias de arte performático de talleres de drag king, posporno y pornoterrorismo, como expresiones transfeministas.

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