La Túnica Palmaria

miércoles, 28 de marzo de 2012

EXCODRA. LA TECNOLOGIA ES EL NUEVO FETICHE


La tecnología es el nuevo fetiche

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Barcelona
2010

Congreso Cimuat sobre mujeres y tecnología, Universidad de Valencia 2010
Son las 3 de la mañana. Acabo de llegar a casa. Estoy borracha y cansada, pero no tengo ganas de dormir. Esta noche no he ligado y me apetece sexo. Me meto con mi ordenador en la cama y me lo pongo entre las piernas. Tecleo en la barra del navegador chatroulette.com (una web para chatear en la que se tiene sexo on line con desconocidos) y me aparece una ventana advirtiéndome de que mi imagen puede ser grabada. Acepto.
A mí me da igual que me graben y que utilicen mi imagen para lo que sea. Porque considero que mi dignidad va más allá de la imagen de mi cuerpo desnudo y abierto de piernas en la red. Es más, considero que esa es mi dignidad. Trabajo en torno a la sexualidad, la postpornografía y los nuevos feminismos, así que mi cuerpo es mi campo de batalla. Aunque en la sociedad en la que vivimos el hecho de mostrarme es considerado una humillación. Un hombre no tendrá muchos problemas, a no ser de que muestre prácticas tales como homosexualidad, transexualidad, fetiches y otras prácticas fuera de la heteronormatividad.
Pero los viejos tabues en torno a la sexualidad de la mujer persisten y somos consideradas unas guarras si nos negamos a mantener nuestras piernas cerradas en el espacio público.
Nosotras reivindicamos esa guarrería. Putas, guarras y orgullosas. Y cuando digo nosotras me refiero al movimiento postporno. Me refiero a Diana Pornoterrorista, a las Post Op, a la Quimera Rosa, a Helen la Zorra Suprema, a Itziar Ziga, a Klau Kinky y a tantas otras. Y también a todos esos hombres fuera y dentro del movimiento que se muestran penetrados por dildos imposibles, que reniegan de una masculinidad hecha de roles de género normativos. Hombres que deciden plantear una nueva masculinidad donde se alían feminidades y feminismos.
En otras sociedades, lejanas y remotas, la exhibición de la vulva era una muestra de fuerza y de honor. Ana Suromai se llama. Mujeres que exponen sus genitales y con ello aplacan la ira de monstruos y dragones, mujeres que enseñan sus coños abiertos al mar para que este no se enfurezca y les traiga a sus maridos marineros de vuelta. “La mar es posa bona cuan veu el con d´una dona”, reza un antiguo dicho catalán. Qué lejos nos quedan ahora esos dichos, esas esculturas, esos dibujos y esas estatuas de mujeres mostrándose.
En la sociedad en la que vivo, las mujeres exponen sus vulvas en primerísimos primeros planos en la pornografía o en la silla de la clínica ginecológica.
Llena de orgullo contemplo mi coño abierto en la pantalla de mi mac. Tengo la máquina entre las piernas, sujeta firmemente, de modo que la web cam graba mis genitales. En chat roulette puedes chatear con cámara con desconocidos. Vas apretando la tecla de next hasta que te encuentras con alguien que te seduce y con quien te apetece pasar un rato. Es azaroso con quien te vas a encontrar, sólo puedes darle al siguiente y rara vez repites partenaire. Sobre todo te encuentras con pollas en erección, y sí, hay pocas chicas. Con lo divertido que es. Y muy práctico. Llegas a casa tarde y cansada y sin haber ligado y tienes ahí a tu disposición a un montón de carne sólo para ti.
Voy a por faena. Empiezo a pasar ventanas y me encuentro con un grupo de chicos. Me quedo. Hi. Hi. Me encantan los grupos, son muy divertidos. Jugamos. Haz esto, haz lo otro. De repente me preguntan si soy un hombre y la pregunta me desconcierta porque la obviedad de mi desnudo integral se muestra clara y concisa. Insisten. Me preguntan si me he operado. Si me he puesto tetas, si me he quitado la polla y me he construído un coño. La sangre fluye ahora en dirección opuesta. De mis genitales a mi cabeza. Me pongo a pensar y dejo de pajearme. ¿Por qué estos chavales me están preguntando esto? Creo que lo sé. Hoy estoy obvia, sin preliminares, directa, quiero sexo y punto. No estoy tímida ni discreta ni pasiva. Es el comportamiento que la sociedad asocia a la masculinidad, así que estos machitos heteros no pueden asumir que una persona con un coño entre las piernas pueda salirse del rol de género femenino clásico y navegar con un rol activo. Tiene que ser un hombre.
A veces me dicen que soy muy masculina, pero quien me dice algo así sólo está mostrando sus prejuicios con respecto a lo que debe ser un hombre en contrapartida a una mujer. La feminidad versus masculinidad. Como si el género no fuera algo que fluye y que navega y que cambia y que nunca se mantiene estático. Qué cansancio ser siempre agresiva dominante. Estoy segura de que todos esos machos heteros no lo aguantan tampoco y que se mueren de ganas de jugar con su feminidad. Si todos hiciéramos un poquito más lo que nos viene en gana y un poquito menos lo que creemos que tenemos que hacer.
Hago click en el botón de next y busco un nuevo partenaire en el chat roulette. Chicos, ahí os quedaís. Ni me despido de los chavales que están convencidos de mi transexualidad. Next. Next. Next. Me encuentro a un chaval que parece interesado en lo mismo que yo, una paja a dos para aliviar la tensión de la noche. Nos ponemos, chateamos un poco y comenzamos a masturbarnos. El teclado está pegajoso. Esto es lo que tiene el cyber sexo, que es imposible no dejar el ordenador hecho un asco, porque estás con las manos en la masa, pero la interacciones a través de tu hardware y no vas a estar limpiándote las manos ante la urgencia del deseo. A veces tengo la sensación de que me follo a mi mac, sosteniéndolo entre mis piernas que tiemblan por el orgasmo inminente, con el teclado impregnado de mi flujo. Y la verdad es que me erotiza. Mi mac, siempre ahí para mí, todo mío, una puerta abierta a un mundo infinito de deseos a través de internet. Mi herramienta de trabajo, mi herramienta de ocio, mi herramienta de placer. La tecnología convertida en fetiche.
Me masturbo contemplando como se la menea el individuo que tengo en pantalla. Me excita el real time, el hecho de que esto esté sucediendo en algún lugar del mundo ahora, ni idea donde, lo importante es que hay dos personas que quieren sexo ahora, y a las que les pone que otra persona también lo quiera en este preciso momento. Y nos da igual quien sea el otro, ni qué es el otro, lo único que importa es que nos pone vernos, ver la carne del otro, ver el deseo del otro. A penas hemos empezado, pero veo como el semen se derrama. Qué rápido, pienso. Me vuelco sobre el teclado para preguntarle por su rápido orgasmo pero sin más contemplaciones el chaval me pasa, es decir, ha apretado la tecla de next se ha desconectado, es decir, me ha dejado plantada y a medias.
Me enfado.
Igualito que en la realidad no virtual, el típico o la típica que se corre y se levanta y ni se preocupa de por donde andas tú. Falta de modales y falta de educación que tiene la gente. A veces las cosas son lo mismo en todas partes, da igual que estés echando un polvo en el baño, en tu cama o en chat roulette. Yo, cuando me corro y veo que la otra persona todavía no ha llegado, me quedo abierta de piernas un rato, para que el otro pueda acabar. Tengo modales. Chat roulette es una cama más en la que meternos a follar, y el sexo es sexo en todos lados.
Acabo mi accidentada paja con el primero que me encuentro y coloco la web cam apuntando a la pared. Dudo de si debería seguir. Son las 4 de la mañana pero sigo sin tener sueño. Me cuesta salir del chat roulette. Estoy enganchada, lo reconozco. Me conecto cada día, por la mañana, por la noche y durante el día en cada hueco que tengo. Tengo ganas de conectarme ahora mismo mientras escribo este texto. Ayer llegué tarde a la cita con mi editora porque faltaban 20 minutos para tener que salir de casa y aproveché para conectarme, y claro, me encontré con un tío encantador de Lisboa, y tuve que desnudarme con él y pajearme y correrme y volverme a vestir y lavarme la cara y quitarme la expresión de idiota que se me queda después de tener un orgasmo y salir a la calle y entrar en el mundo real. Porque estos mundos son otros mundos, aunque esas persona existen y se pajean y se corren como yo, de alguna forma pertenecen a mi fantasía, no existen más que en mi deseo y cuando mi deseo es saciado y mis normas de cortesía aplicadas, apago la pantalla de mi ordenador y estoy yo sola. Sola.
Me da miedo este sexo higiénico y seguro que supone tener sexo on line. No hay riesgos, no me puedo quedar embarazada, no puedo coger una enfermedad de transmisión sexual, no me pueden comer la cabeza. Porque cuando yo quiero, desconecto la pantalla y se acabó, estoy en el silencio de mi cuarto, en la soledad de mi mundo, en la otra realidad, la de este lado del teclado.
Sigo. Sigo y me encuentro con un señor mayor que me cae simpático, así que me quedo. El señor quiere un primer plano de mi coño y yo se lo doy, soy muy complaciente en el chat roulette, tengo alma de sumisa. Pero de repente la imagen se mueve, la web cam del señor está desplazándose y me pregunto donde va. “Look, I am touching your pussy”. Y veo como su dedo acaricia la imagen de mi coño abierto en la pantalla de su ordenador, porque le ha dado la vuelta a la web cam y enfoca su propia pantalla. Menuda superposición de capas de realidad, pienso. Y me rio.
Next.
El siguiente lleva puesta una máscara de una calavera. Me pone follarme de forma simbólica a la muerte. “Nice mask”, le digo. “Show me your pussy”, me contesta. Me corro alegremente y me voy a dormir, porque son las 5 de la mañana y estoy satisfecha.
Barcelona, 6 de julio de 2010.
Sobre la ponenecia >>>

martes, 27 de marzo de 2012

Jornada Anoarquista 2.0


Rebelión Consciente


FECHA: 31 de Marzo 2012
HORA: 19:00
LUGAR: KOALA
* ACRACIA Y PUTERÍO - PRESENTACIÓN DE LA PUBLICACIÓNANARQUEER, A CARGO DE LA DISTRIBUIDORA PELIGROSIDAD SOCIAL - 19:00 

UN DOCUMENTO AUDIOVISUAL DE PUTAS TRANS BRASILEÑAS –PROYECCIÓN DEL DOCUMENTAL BOMBARDEIRA, DE LUIS CARLOS DE ALENCAR – SUBTÍTULOS EN CASTELLANO – 75’ – 20:00

DE MÁS PUTAS TRANS BRASILEÑAS – CHARLA SOBRE LAPROSTITUCIÓN TRANS EN BAHÍA – A CARGO DEL ACTIVISTA QUEER Y POSTPORNÓGRAFO PEDRO COSTA – 21:30

CONCIERTO PUNKA CARGO DE PEDRO COSTA – 40’ MÍNIMO - FIESTÓN KUIR – 23:00

Sábado 31 de marzo en el KOALA (Komplejo Okupado Autogestionado Laberíntico Anarquista) C/ de Adelfas 26. <M> Pacífico o Conde de Casal.

Organiza: Rebelión Consciente

Ver También:

R.B/Congelada de Uva



DrogadiAcción

Haciendo performances es el único modo en que puedo vengarme de la vida que me tiene cogida de los huevos. 
Es mi forma de pintarle mecos y burlarme de ella; de perder mi fragilidad frente a la vida y creer sobrepasar la muerte. 
Envalentonarme, transgredir y no temerle a nada destruyendo los límites que me constriñen. 
Esta es la gran posibilidad que me da la burbuja del Arte-Acción. Sin cordura, sin ortodoxia, sin reglas, sin cuestionamientos, sin lineamientos. 
Aventarme de lleno a la locura y poder salir no sólo ilesa sino más lúcida, más cuerda. 
Qué mejor que zambullirme en los temas prohibidos, perversos, censurados, señalados; para hacerme fuerte frente al camino del tiempo que me conduce a la destrucción de mi vitalidad, de mi encanto, de mi lucidez, de mi belleza, de mi fuerza. 
El sexo, las drogas, las filias, el dolor, la escatología… 
Arrancar a rasguños y jalones la máscara de esta gran mentira que ha creado el hombre, esta podrida forma de comunicarse unos con otros. Asqueada de la mentira cotidiana, de la aceptación de la hipocresía como pasaporte. 
Me vomito sobre todos, me cago en sus jetas, los asusto y los hago sufrir, los pongo en jaque. 
Soy francamente dichosa cuando logro enmudecer a los que miran o escuchan o sienten lo que hago. Feliz de borrar sus estúpidas sonrisas de comercial, de tirarlos de sus baratos andamiajes y verlos caer y revolcarse en el vacío sin saber de dónde agarrarse, no les enseñaron este juego. 
Electroshocks que aplico a las mentes dormidas, alienadas, que esperan que los divierta, que ilusamente cortejan con el cosquilleo del morbo y terminan apaleados, rebasados, mudos idiotas. 
La neta como bofetada, eso es el performance. 
El único espacio donde puedo vivir y batirme en mis más perversos e incoherentes pensamientos sin que me encierren en cárceles o manicomios. 
El último recodo para mi desesperación, mi dosis de droga para tolerar hasta antes de mi nueva acción. 
¿Hasta dónde puedes llegar cuando se te ofrece un espacio de absoluta libertad, cuánto estás dispuesto a arriesgar? 
Porque en esto vas solo. 
Los de fuera ven cómo te expones, cómo tropiezas, cómo desbarras y tú contagias la segregación de adrenalina, el miedo, la excitación y las palpitaciones hacen hervir el atrevimiento contra este mundo que te cobra la osadía de ser. 
Pero el performance me protege, es mi aliado y castiga la intromisión de censura, castración o reprimenda transformando éstos en parte del show. 
Si alguien osa a tales comportamientos durante un performance sería devorado y terminaría convertido en un elemento más, enriqueciendo la transgresión. 
El performance se traga todo, es voraz, es certero, es diestro, contundente en la lucha contra la imbecilidad. 
La Congelada de Uva y su constante referencia al sexo. 
Si el sexo fuera aceptado sin mayores miramientos, buscaría otros temas, siempre los prohibidos, los firmantes, de ahí la consuetudinaria referencia al sexo, porque sé que es un gran Talón de Aquiles para dar en el blanco y convertirme en la certera ninfa que hace girar de debajo de la manga sus mortíferas estrellas envenenadas para hundirlas en las zonas más vulnerables. 
¿De qué no quieren que se hable, para que La Congelada lo grite? 
¿De qué se avergüenzan para que La Congelada lo muestre? 
¿A qué le temen para que La Congelada lo enfrente? 
¿Qué no se debe hacer para que La Congelada lo haga? 
Primicias para mi Acción.
El Performance desde un . Poetico
Rocio Boliver

domingo, 25 de marzo de 2012

La huelga de las perversas



El ambiente está caliente. Nosotras también. Lúbricas incluso. Los sindicatos han convocado a la huelga general para el próximo 29 de marzo. Nos gusta que suba la temperatura. Como en las saunas. El Comando Rosa llama a transformar la jornada en una revuelta trans, en una guerrilla lésbica, en un golpe directo a los genitales de la dominación patriarcal. Frente a la explotación capitalista que trata de someter nuestros cuerpos, controlar nuestras identidades, rentabilizar nuestras vidas, deseamos una fiesta salvaje, transformar la noche en día y el día en noche, como en una profecía milenarista romper las cadenas y ponernos a follar en posturas inconcebibles, hacer de ese día el último día, ser la Bestia de siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cuernos diez diademas, y sobre sus cabezas un nombre de blasfemia: Tortillera, Travelo, Puta, Maricón. Sí, nosotras las perversas también vamos a la huelga, aunque nuestra huelga sea otra. Sabemos que los sindicatos mayoritarios son eso, mayoritarios, porque a la huelga llaman sólo al hombre-blanco-asalariado-macho-adulto-urbano-hablando una lengua estándar-europeo-heterosexual cualquiera. El Comando Rosa, al contrario, convoca a las minorías, asiáticas todas, precarias o sin curro, a las abyectas. Contra el modelo heteronormativo llama a las mujeres, a los mil feminismos, a lo que en cada uno de vosotros haya de perra, de gay o bollera.

Nos gusta el rollo ese de los yanquis del 99%, pero no en la versión que parece que aquí más priva, no en su versión economicista y chata. Nos gusta porque sabemos que las raras somos hoy casi todas. El “We are the 99%” no se refiere, no sólo al menos, a la cuestión del reparto de la riqueza. Tiene que ver con el género, la sexualidad y la raza. Nuestra querida AngelaDavis  ya lo decía en el Occupy Philly citando a otra de nuestras amigas, a Audre Lorde, mujer-negra-lesbiana: a la mierda con la tolerancia. Nosotras, con nuestra pluma desbocada y el fuego en la mirada, con el rímel corrido y las medias rajadas, enfundadas en cuero y con hermosas barbas, somos la sedición, la potencia ya insurrecta. Porque la cosa está bien clara: la dominación de clase se sostiene sobre una estructura racista, sexista y homófoba. Son esas segmentaciones molares las que hacen posible la explotación capitalista, la tranquilidad del empresario, el triunfo de la policía. Nuestra huelga, la huelga de las perversas, se habrá de dirigir contra la reproducción de las jerarquías de género, de las jerarquías sexuales, de las jerarquías de raza. Las minorías ya somos numéricamente mayoritarias. El 29 de marzo construiremos lo común desde nuestra excepcionalidad y nuestras extravagancias.

Están bien los análisis  de última hora que insisten en que ya no vivimos en el siglo XIX, que las formas de producción se han transformado, que la huelga ya no puede ser lo que era para el trabajador industrial de antaño. Son necesarios. Pero también hay que recordar que nosotras nunca ocupamos el puesto del asalariado de fábrica. Nosotras en el XIX estábamos encerradas en las cocinas o en los psiquiátricos. En el XX conocimos los electroshocks y las lobotomías. Algo hemos aprendido de todo eso. Tenemos nuestra propia historia, nuestro propio pasado. Es una vez más el momento de, como las mujeres criminales que tanto asustasen a Lombroso, poner nuestra cara más temible, la que ya tenemos, de enseñar con orgullo la diferencia que somos y que hacemos. Nuestro pasado son las mujeres cordobesas que en 1652 requisaron lo que era suyo, al obispo con todo el grano, o aquellas otras de Valladolid de 1856 que acabaron por tirar al Gobernador Civil al Canal de Castilla, luego de apuñalado. 

Pero es cierto. Las cosas han cambiado. Hoy el capitalismo patriarcal y heterosexista sigue dinámicas nuevas. La producción es, en su centro y desde el principio, producción de subjetividad. El producto de nuestro trabajo, la mercancía que se compra y se vende, es nuestra propia vida. Todas y cada una de nosotras hemos quedado transformadas en pequeñas subcontratas. A cada cual su yo-empresa. Su identidad cool. Algo que resulte rentable, que venda. Yo® Marca Registrada . La existencia se ha convertido en una continua perfomance normalizada en base a criterios de eficacia económica. Nuestra afectividad, nuestras palabras, nuestras relaciones sociales, de amistad y familiares, al igual que nuestros sueños y nuestros más íntimos anhelos, todo ha entrado en el juego capitalista de producción de un plusvalor que nos es expropiado. El heteropatriarcado es un sistema de producción de norma según la cifra dominante/subalterna. Es necesario detener esos procesos de construcción de código que hacen de nuestras diferencias identidades explotadas. 

—Que cómo hacer huelga cuando es la vida entera la que está puesta a trabajar . El Comando Rosa convoca al sabotaje de uno mismo, a revocar el proceso de valorización del propio yo, a la destrucción de las marcas: frente a un capitalismo que es producción de subjetividad, una huelga que nos hunda en lo anónimo; contra el aumento de la tasa de ganancia a través de la construcción de una identidad atractiva y rentable, la efervescencia de lo abyecto; contra la privatización del común en la genitalidad, sodomía; ante el diseño de una existencia funcional, la enfermedad de los monstruos. Desata al travesti que hay en ti, tu deseo difuso y polimorfo. Tápate el rostro con una media rosa y levanta barricada. Es tiempo de nuevo de sacar nuestro lado más marica, nuestra pose más bollo. El ambiente está caliente. Hay que aprovechar el instante. Nada de servicios mínimos. Incendiadlo todo.

viernes, 23 de marzo de 2012

Ano de santo. Una introducción al fisting


Publicado el  por teorificios

Lo exclusivo y lo inclusivo se encuentran a veces en los lugares más insospechados. Como nos recuerda Nuno Nodin, “de acuerdo con la socióloga y activista estadounidense Gayle Rubin, solamente una práctica sexual fue inventada en el siglo XX. Y esa incluso, ya en la lejana década de 1930 – el erotismo braquiopróctico (también conocido como fisting o fist fucking, la inserción del puño y parte del brazo en el ano).” Parece que es a partir de la segunda mitad del siglo XX, en clubs gay de San Francisco, que se extiende esa práctica. En ella se han visto significados muy distintos. Voy a considerar algunos de ellos.
Geoff Mains, autor de Urban aboriginals, recoge en este clásico de antropología sexual que algunos de sus practicantes dan testimonio del vaivén de recepción y expulsión del puño como lo más parecido a un parto que puede sentir un cuerpo – particularmente uno que no da a luz.
Para otros, el fisting performativiza – de forma recíproca o no – una relación de tenencia, más que estrictamente de poder. Aquí podríamos desentrañar quizás el principio arqueológico del goce en el fisting tal como Diana Torres lo ha expuesto algunas veces a su público. El goce se hace símbolo en sus entrañas y transpira a la superficie del cuerpo, por ejemplo, en el sudor sobre su piel, la distensión del rictus con el rostro volviéndose casi beatífico, buscando a veces con la mirada la complicidad de quién participa con su mano, o del público. Junto a esa dimensión, operan las dimensiones imaginarias del goce, que lo amplifican (dilatan sus efectos y lecturas) y lo modifican (le dan un modo, una forma diferenciada), pero también el goce real, en souffrance o en incubación, en la medida en que hay algo larvario en la gozada que no se explica más que a través de una alteridad sobre la que apenas hay control.
Un significado más restrictivo que este que indico en la performance pornoterrorista de Diana (y que no es único, ni mucho menos) sería la escenificación de una desigualdad de poder donde resuena el protocolo cortés entre vasallo y suzerano. Se ponen en juego incluso la tenencia de goce (el intento de conservar algo que por definición es insostenible) y del otro (como objeto) y la pertenencia al otro (como objeto). Por otras palabras, la idea de que uno tiene y otro es tenido, entendida como cuestión de propiedad, significaría el sentimiento del propio cuerpo como impropio, por lo que cobraría valor al ofrecerse al otro, y del cuerpo de un otro como propiedad en dos sentidos: como objeto del que se es propietario y como característica que pasa a ser colindante con el cuerpo propio. En efecto, el amo no lo es sin “su” esclavo en la misma medida en que el esclavo quiere que su amo le de algo de su subjetividad a cambio de su entrega a él. En definitiva, el fisting aparece aquí como escenificación de una relación que podríamos llamar sadomasoquista pero que me parece más interesante describir como una realización escénica al servicio de dos sujetos deseantes que se encuentran en una contigüidad más o menos “casual”.
A un nivel más literal… si cabe… el fisting es, en la retórica del sexo, una hipérbole del objeto penetrante típico de la homonormatividad. Me refiero al régimen normativo dominado por el sexo mismo que es el masculino. Como adecuadamente señala Lacan, el sexo otro ha sido el femenino, y lo sigue siendo para los feminismos que quedan atrapados en el binarismo, que es un determinismo masculino (un poco, si se quiere, como la afirmación neoconservadora de que ya no hay diferencia entre la izquierda y la derecha, lo que solo tapa la necesidad de profundizar en el estudio de sus diferencias, semejanzas, contaminaciones y parodias mutuas). Tanto en la actividad sexual entre hombres y mujeres como en la que se realiza entre hombres, el objeto penetrante privilegiado es el pene, y aún entre mujeres se busca muchas veces un sucedáneo de este (no tanto los dedos, que son puntas distintas, ubicadas en otra extremidad del cuerpo, sino las ortótesis o dildos, colocados a veces en el lugar donde se encuentra el pene en un cuerpo machil).
La gran diferencia entre la penetración con un dildo (u otro objeto que parodie al pene) y con unos dedos, mano o brazo tiene que ver, pues, menos con el tamaño (hay dildos más pequeños que una mano y más grandes que un brazo) que con el desplazamiento, sin salir del cuerpo propio o de otro, del lugar del pene hacia el lugar de la mano. En realidad, el placer pasa a estar literalmente más a mano, no solo en el sentido en que lo diríamos del autoerotismo de la práctica masturbatoria sino en la activación de la parte del cuerpo con la que escribimos (véase la importancia que le dio a esto Heidegger en el seminario sobre Parménides, donde casi lamenta el abandono de la escrita a mano en favor de la máquina de escribir, que separó, según él, al humano de la caligrafía, con toda la pérdida que ello puede representar). Efectivamente, uno puede penetrarse a sí mismo con los dedos, y en algunos casos con la propia mano, lo que ofrece una alternativa a la dificultad de la autopenetración en cuerpos con el genital hacia fuera y a su imposibilidad anatómica en el los cuerpos con genital hacia dentro. Pero no solamente a la masturbación hace su aporte el fisting (o fingering o finger fucking cuando se trata de entrar con uno o más dedos pero no toda la mano). En relaciones sexuales entre un número plural de personas, tanto si todos los genitales son hacia dentro como si no, la mano hace posible una penetración mucho más generosa que la que proporcionan un pene o un objeto que lo imite.
Sin embargo, importa insistir que lo más significativo en el manotración o fisting respecto de la penetración (con pene o subrogado) no es del orden de lo hiperbólico sino de lo metafórico. El desplazamiento del centro simbólico de la vida sexual (y supuestamente del poder de proporcionarlo) hacia una extremidad compartida por casi todo el mundo hace pone en entredicho el fundamento biologista de la ideología patriarcal, pero también los argumentos naturalistas de algunas corrientes del feminismo y de los estudios gay y queer, como justamente insisten Javier Sáez y Sejo Carrascosa en un estudio que recomendé hace tiempo –Por el culo. Políticas anales – al referirse al desaparecimiento de la centralidad del pene. En el fisting solo hacen falta una extremidad entrante y una cavidad entrable, ambas gozantes. Añado que incluso en lo que muchos psiquiatras designan como una parafilia hacia personas con miembros amputados, o acrotomofilia, se puede practicar la penetración con un muñón, como dan testimonio una serie de vídeos porno amateur que se pueden encontrar fácilmente en páginas como Xtube. Claro que esta idea de parafilia carece de actualización y la comprensión de estos fenómenos gana en rigor si se hace un planteamiento general más abierto a la diversidad de identidades y prácticas sexuales partiendo de casos clínicos concretos y no del prejuicio que suele informar la academia y el colegio so forma de saber referencial heredado. Pero de esto ya he hablado otras veces, y seguiré hablando.
El fisting, también llamado handballing, remite el pene a una visibilidad más conforme a su importancia real en el contexto de las funciones vitales. El pene, si le quitáramos su función en el imaginario del goce sexual (hipótesis meramente especulativa), se reduciría a lo que dice Hans, el más joven de los pacientes célebres de Freud: un “hacepipí”. Volvemos a un principio de diferencia meramente tópico: todas y todos tenemos hacepipí, solo que lo tenemos más hacia dentro o más hacia fuera, y para muchas y muchos entre quienes lo tienen hacia fuera es gustoso meterlo en algún agujero, que muchas veces es un hacepipí hacia dentro o un hacecaca, o un comecomida, todos orificios aptos y a menudo solícitos para acercarse y recibir extremidades con las que obtener efectos placenteros.
Esa menor visibilidad del pene limita considerablemente su protagonismo (en vídeos de fisting puede apreciarse frecuentemente al pene en estado de relajación o detumescencia). Quién introduce su mano y su puño por el esfínter del otro no necesita mantener el pene erecto. No necesita siquiera tener un pene. Y el esfínter puede ser anal o vaginal. En términos prácticos, el fisting puede ser practicado entre personas de cualquier género, con los genitales en cualquiera de los sentido, hacia fuera o hacia dentro.
En términos sociohistóricos, con la comunidad sanfranciscana y otras donde hombres homosexuales van pudiendo trasladar pulsiones anales a un ámbito más público e incluso fraterno, el fisting permite comulgar sus búsquedas de satisfacción en una lógica que, desde lo que se percibe en el lenguaje resultante, puede ser la de adopción (como propiedad temporaria) o de paternidad escenificada (daddies and sons: papás e hijos). Internamente, sin embargo, se trata de una fraternidad o comunidad de hermanos (significante que curiosamente contiene “manos”) en la que cada brother (hermano) puede ser un breeder (alimentador, proveedor, saciador).
Hay quienes señalan un carácter deportivo en el fisting, con sus eventos y el afán de superación que puede suponer en cuanto a dilatación del esfínter y resistencia, por ejemplo; otros, un desplazamiento estratégico por motivos de salud (una mano no es en principio una vía de transmisión de virus, aunque puede serlo de bacterias, por lo que es frecuente utilizar guantes de vinilo o látex, además de lubricación de base acuosa o grasa, o ambas). En todo caso, para quienes disfrutan de ello o quieren hacerlo, importa tener presente en qué consiste, qué saber y condiciones requiere de quienes participan, qué efectos puede producir sobre el cuerpo que recibe la mano del otro (tanto placenteros como desagradables) y para el desarrollo de la intimidad y del sentido de comunión entre participantes. El fisting, comparado con la penetración, casi siempre va a más: más goce, más entrega, mayor comunión y dependencia, más compromiso – en más de un sentido.
[+] Trabajos académicos
Javier Sáez y Sejo Carrascosa, Por el culo. Políticas anales.
http://ufg.academia.edu/camiloAlbuquerquedeBraz/Papers/412742/A_Meia-Luz_-_uma_etnografia_impropria_em_clubes_de_sexo_masculinos
[+] Manuales
http://en.wikipedia.org/wiki/A_Hand_in_the_Bush
http://www.amazon.com/Trust-Guide-Sensual-Spiritual-Handballing/dp/0962475157
http://www.inocente.blogger.com.br/