La Túnica Palmaria

jueves, 26 de enero de 2012




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PORNOTERRORISMO: una granada de mano a los enemigos del goce

Diana J. Torres es una licenciada en Filología española y artista multidisciplinar que junto a Pablo Raijenstein fundó el concepto -y la página web- Pornoterrorismo. Un movimiento político/artístico que se articula en torno al movimiento queer y el post-porno, pero también “la rabia y la necesidad de expresar ideas inexpresables en los códigos del enemigo”, como afirman en su manifiesto. ¿Quién es el enemigo? Los que han normalizado la sexualidad, por supuesto. Los correctos, moralistas, asustadisos, los que no se atreven a ver el cuerpo como un campo de batalla o, al menos, les da pavor ver el sexo más allá de los fines reproductivos u ortodoxamente héteros.
Más adelante, en el manifiesto aseguran que el PORNOTERRORISMO -que es un adjetivo y no un concepto- “habla y grita en un lenguaje sencillo y simple como una granada de mano o un fusil. No entiende de esdrújulas, ontologías, praxis, perogrulladas, etc. Rehuye de la verborrea panfletaria, de aula, de asamblea, de foro, de masas. Se expresa en cambio desde lo soez, lo callejero, lo bastardo, lo inculto, lo indefinible”.
Y agregan:
Se trata de un nueva máquina de guerra, poderosa y potente: arma eficiente que cuenta con manifiesta potencia de destrucción y creación propia de las bestias. Es el fruto desviado, el vástago confeso, del cruce de una noche de juerga entre 20 años de telediarios mal digeridos y represión sexual, las películas gore de serie Z de los 80, el arte de Annie Sprinkle, las voces de Lydia Lunch, Wendy O. Williams, Virginie Despentes, Beatriz Preciado y la postpornografía, entre otras muchas cosas. Fruto regado con los flujos de muchxs perrxs anónimxs, mucho alcohol y sustancias variadas, muchas orgías entre amigxs y muchas vacanales….
Es que la “x” funciona como puerta de acceso a un universo que va más allá de las definiciones de género y es la clave de este libro autobiográfico y combativo dedicado “al ovario poliquístico, por las gracias y las desgracias” de la autora. Pero ojo, que también se escuda en una cita bíblica: “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos” (San Mateo 5: 3).
Así comienza el viaje por la vida de una autora que reconoce que se ha pasado la vida entera preguntándose “pero qué mierda es todo esto” y que, al menos desde los 25 años ha comenzado a sumergirse en las misteriosas aguas de la transgresión.
“Mi sexo no se autocensura, eso siempre viene desde fuera. Son los ojos de lxs demás los que me juzgan no apta o incluso peligrosa, no los de mis amantes.
Y ante esa censura mi almeja se abre como una criatura de las profundidades, monstruosa, mastodóntica, terrorífica. Les doy motivos para temer. Es la respuesta instintiva de un animal al que se ataca. Mi respuesta no podía ser de otra forma, la experiencia me ha enseñado a anteponer mi animalidad a mi humanidad, porque en el fondo odio profundamente a la especie humana y sus normas, sus estrategias, su estructura. Que mi sexualidad sea transgresora no es algo que yo haya elegido en un principìo, pero ya que tiene que ser así y no hay más vueltas, por lo menos quiero ser dueña de mi gran delito, imprimir en ello el toque de mi voluntad, usarlo como arma y como guía. Porque cuando la sociedad te coloca una etiqueta nunca pide tu permiso o tu opinión para hacerla…”
Quizá sin buscarlo, Diana J. Torres nos introduce en un universo donde las convenciones sobre el placer, el sexo o el dolor son revisadas mediante el recurso de la confesión. Es decir: la autora no nos vuelve militantes de su causa, simplemente nos hace acompañarla. Desde la anécdota de un amante que le dice “no soy maricón”, luego que ella -entusiasmada por el juego sexual- le metió el dedo en una parte donde “no debía” hasta su lucha contra la censura en internet, donde hasta el nombre de su blog ha sido objeto de “polémica”. A lo que ella responde:
¿Acaso no hay fusión más hermosa que la de las palabras “porno” y “terrorismo”
Y es que PORNOTERRORISMO funciona también como una gran clase de educación sexual. Donde se tocan ciertos temas que se rehuyen en los debates “civilizados” sobre el tema, como “el invento de la virginidad y la pureza” (y su directa relación con el sentimiento colonizador del pederasta), los límites de lo que se considera normal, la prostitución, la violencia, las películas porno o las experiencias sexuales alternativas.
Leer PORNOTERRORISMO, que es posiblemente una de las experiencias de lectura más interesantes de la temporada, e incluso es capaz de reconocer en su conclusión -”Post-orgásmica (y contenta)”- que no dice cosas que no se hayan dicho ya, ni que pretende ser origen de un movimiento y tampoco es la obra de un gurú.
Este libro pretende contarle a quien jamás en su vida abrió un libro de Foucault, Butler o Preciado o que no sabe quién es Annie Sprinkle algunas cosas sobre la práctica queer o porno. Este libro está escrito por una poeta performer inconformista, no por una escritora.
Y vaya que se nota, en el mejor de los sentidos [LL]
PORNOTERRORISMO. Diana J. Torres. Editorial Txalaparta. Tafalla, Nafarroa. España, 2011. 213 páginas.http://www.luchalibro.cl/2012/01/25/pornoterrorismo-una-granada-de-mano-a-los-censores-del-sexo/

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